jueves, 26 de noviembre de 2009

PRÓXIMO ENCUENTRO!!

VIERNES 4/12
17Hs 4° piso paraguay derecha

jueves, 19 de noviembre de 2009

Deleuze

Eskalera Caracol
http://eskaleracaracol.blogspot.com/

(...) Es indudable que la posibilidad de vivir en sociedad es el resultado directo de la represión de los instintos, sin embargo, el orden que se va a configurar a partir de esto no es necesariamente igualitario. La inscripción de esta desigualdad se va a hacer a través de la conciencia y se encarnará en los cuerpos. Desde que nacemos se nos separa de nuestra de potencia de actuar transformándonos en seres pasivos. En la perspectiva deleuziana se tratará entonces de aumentar nuestra potencia de actuar. Pero ¿Cómo lograr esto si la conciencia forjada en sociedad nos orienta a la sumisión al orden establecido? Deleuze siguiendo a Spinoza va a distinguir entre conciencia y pensamiento. Este ultimo es más amplio y contiene todas las posibilidades mientras que la conciencia reduce las posibilidades de este a a aquellas que sean compatibles con la sociedad. El cuerpo socializado está comandado por la conciencia y no sabemos lo que un cuerpo puede en la medida en que este permanezca sometido a esta. En palabras del francés “No es fácil ser un hombre libre, huir de la peste, organizar encuentros, aumentar la capacidad de actuación, afectarse de alegría, multiplicar los afectos que expresan o desarrollan un máximo de afirmación. Convertir el cuerpo en una fuerza que no se reduzca al organismo, convertir al pensamiento en una fuerza que no se reduzca a la conciencia.” (...)

El sujeto y el poder

Michel Foucault

(...) Un escritor de un conocido diario francés expresaba su sorpresa diciendo: ¿Por qué la noción de poder es tema creciente para tanta gente hoy en día? ¿Es un tema tan importante? ¿Es un tema tan independiente que puede ser discutido sin tomar en consideración otros problemas?

La sorpresa de este escritor me sorprendió aún más. Soy escéptico respecto a la presunción de que la problemática del poder haya emergido recién en el siglo XX. Para nosotros la problemática del poder, no sólo configura una cuestión teórica sino que es parte de nuestras experiencias. Me gustaría referirme solamente a dos formas patológicas de estas experiencias, aquellas dos enfermedades de poder, el fascismo y el stalinismo. Una de las numerosas razones por las cuales estas enfermedades nos resultan tan desconcertantes es, porque a pesar de su unicidad histórica, no terminan de ser originales. Ellas usaron y extendieron mecanismos ya presentes en muchas otras sociedades. Es más, a pesar de su propia locura interna, se valieron de ideas y mecanismos de nuestra racionalidad política. (...)


Una historia de dos cuerpos:

el cadáver cartesiano y el cuerpo vivido

Drew Leder

Abra un texto de medicina; acuéstese en la camilla de un médico; asista a conferencias en un hospital escuela; y se encontrará inmerso en una inmensa red de discursos y prácticas que constituyen, todos juntos, el paradigma de la medicina moderna. Este paradigma incluye ciertas asunciones de gobierno que generalmente no se tienen en cuenta, simplemente porque se las da por sentadas. Éstas incluyen asunciones concernientes a la naturaleza de las entidades de enfermedad, los cánones de explicación aceptable, y los modos de tratamiento correcto. Más aún, tales asunciones pueden, en última instancia, retrotraerse a una metafísica implícita. La nuestra no es una medicina de espíritus malvados o dioses iracundos, sino de causas y manifestaciones materiales. Si hemos de entender las fortalezas y límites de nuestra medicina y avizorar sus alternativas, debemos aceptar la concepción del mundo que asume. En lo que sigue, voy a abordar un aspecto clave de esta concepción del mundo - la noción de cuerpo que opera en la medicina moderna. Después sugeriré una alternativa relevante desarrollada en la fenomenología del siglo veinte - el modelo del cuerpo vivido.

Considero que la medicina moderna está basada, en primer lugar, no sobre el cuerpo vivido sino sobre el cuerpo muerto o inanimado. Aparentemente, esto presenta una paradoja. Después de todo, el cuerpo muerto es frecuentemente el símbolo del fracaso y la terminación del proyecto terapéutico. La tarea del médico es asistir a los vivos, no a los muertos, y preservar la vida en toda circunstancia excepto las más extremas. ¿En qué sentido sirve entonces el cuerpo muerto para guiar y regular la medicina moderna?

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Entrevista a Raquel Chiara

(ex decana de la Facultad de Cs. Médicas de la Universidad Nacional de Rosario)

Raquel Chiara: Bueno, ¿cómo es la historia?

Willy: No sé si se acuerda que yo le había contado por mail que nosotros allá teníamos un grupo de estudio donde charlábamos un poquito acerca de los conceptos imperantes en el modelo hegemónico, en la educación medica que tenemos, y que en algún punto de nuestro estudio nos habíamos detenido a examinar el modelo de la Universidad de Rosario. Nosotros también nos habíamos puesto en contacto, vinieron a hacer un par de charlas, Jorge Cohen, Mario Rovere también, y siempre se refirieron a la experiencia de Rosario.

Rocío: En realidad, siempre que vinieron ellos, se hablaba de la experiencia de Rosario, pero nunca se explicó mucho como era. En realidad se hablaba de que era diferente, pero mucho más no se decía.