viernes, 17 de julio de 2009

La fábrica de la infelicidad

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Biopolítica, biopoder, bioética

Daniel Vega

Creación conceptual y alegría práctica.

En nuestro trabajo con grupos, tanto en las intervenciones como analistas institucionales, en instituciones de salud y educación, en colectivos sociales, en espacios de formación y de análisis sobre la tarea, lo que nos implica, nos afecta y nos provoca pensar es un fuerte interrogante que sobrevuela y subsiste como clima, como paisaje, pero que cautelosamente se va abriendo paso entre las preguntas técnicas con las que se inicia el encuentro, hasta quedar expuesto, latiendo desnudo ante todos. Es un interrogante sobre la vida, más precisamente sobre que vida estamos viviendo.
Despojados de discursos escencialistas y finalistas, y por lo tanto desamparados de toda determinación y destino a realizarse en el cielo o en la tierra, esta pregunta nos lanza a vernos como constructores de nuestra existencia.
Las condiciones actuales en las que construimos nuestras vidas, han variado, han mutado en relación a las últimas dos décadas del siglo pasado a velocidades inimaginadas hasta entonces.
La velocidad, la pérdida de parámetros y coordenadas producen líneas de caos en las cuales es tan vital como difícil pensar y crear. Ante el vértigo que produce lo abierto y la posibilidad acontecimental, aparece el encierro desesperado en lo estrecho y rígido. La angustia que esta rigidez produce impulsa una loca y circular carrera contra la propia vida. Los desarrollos científicos y los avances tecnológicos, abonan maniqueamente la ilusión de eternidad, “embalsamando” los cuerpos y extrañando a la vida del pulsar del tiempo. En este campo problemático resulta interesante pensar las líneas de intervenciones que inaugura la “ Bioética”.
Este pensar desborda lo establecido por la política de la “ neutralidad apolítica “ y excede los ámbitos, tanto, el “elitista” de los “comités de ética” como el “democrático” “comité de usuarios “, ya que desrealizando los límites del hospital, barre con los disciplinamientos científicos y nos arroja de lleno en la política de la implicación.
Decir que la bioética tiene que ver con la vida, parece, al menos, un decir redundante, afirmar que la vida es política, también.
¿Acaso es posible, estar vivo, pertenecer a lo vivo, y no ser vida? ¿ser humano y que esa existencia no sea política?
Sin embargo, está correspondencia entre vida, ser humano, política; es la que se está desquebrajando. Esas fracturas que excluyen la vida de la política y la política de la vida, mutilando lo humano, en “mera vida” y “vida humana”, son operatorias del Poder, que ha tomado la vida como su objeto.

Del hacer morir y dejar vivir lo sometido, a la vida como objeto del poder.


Vamos a hablar de Biopoder para nombrar el modo actual de sujeción, diferenciándolo de otros momentos de este proceso, con los cuales mantiene continuidades programáticas y presenta novedosos modos de articulación e intervención en lo cotidiano.
Haciendo un ligero recorrido como para situarnos y corriendo el riesgo de un excesivo esquematismo y simplificación en la caracterización de estos momentos, nos centraremos en los modos en que el Poder fue intentando el disciplinamiento y control de la población en los distintos regimenes y los diferentes modos de producción.

Para ello nos remitimos a los trabajos de Foucault y Deleuze, a partir de los cuales podemos diferenciar tres momentos o modos de sujeción.
La Sociedad de Soberanía, en donde los dispositivos del Poder se proponen la constitución de un sujeto del pacto social, la construcción de un sujeto de obediencia plegado a la forma de un poder cualquiera.
Estos dispositivos actúan con un control masivo sobre los cuerpos. El cuerpo debía ser sometido, como modo de lograr un sujeto dócil.
La vida tiene una forma, que ha sido establecida de una vez y para siempre, toda deformación o alteración que la amenace será sancionada como aberrante y penada con castigos correctivos. Cuando se declare incorregible, la muerte será el mejor remedio.
Podemos decir que el soberano detentaba el poder absoluto sobre la vida, dejando vivir a lo sometido y haciendo morir a lo amenazante.

Los avances tecnológicos que modificaron los modos de producción y acumulación, no solo produjeron cambios en el modo de trabajo, ya que, con la industrialización de la agricultura, y la concentración de la población en grandes centros de producción produjeron nuevas normas de vida.
De la absolutisación de la muerte como modo de ejercer el poder pasamos a un régimen de a administración de la vida.
En la “sociedad industrial/disciplinaria “la organización científica del trabajo, se efectúa no solo en la descomposición y precomposición del proceso de trabajo, sino además y sobretodo se efectúa sobre el cuerpo del trabajador.
El cuerpo es fragmentado, molecularizado.
La normalización ya no se efectúa pensando en un cuerpo molar masificado, al que se doblega su voluntad conciente por medio del castigo y del temor, sino que ahora la normalización se efectúa molecularmente, buscando el disciplinamiento, la educación de cada una de sus capacidades debe ser normalizada para que sus fuerzas entren al servicio del orden productivo.
Su proyecto es concentrar, repartir en el espacio y ordenar en el tiempo, componer una fuerza productiva, la cual, deberá ser mayor que la suma de sus fuerzas elementales.
Este disciplinamiento requiere de instituciones cerradas (familia, escuela, fabrica,..) donde se van modelando los sujetos, en un proceso segmentado y continuo, donde cada segmento acaba, para continuar en un nuevo comienzo.
Se marcan territorios temporo-espaciales, con entradas y salidas, con modos y regulaciones de ingresos y egresos.
Hay “un lugar” y un modo para cada acción, estas marcaciones hacen al dispositivo disciplinar.
Son procesos de brutales “desterritorializaciones / reterritorializaciones” de la vida, que va siendo ligada a las necesidades de los procesos productivos.
Hay Otro que mira todo y todo esta dispuesto para que cada uno sienta la mirada de ese Otro,
Cuando se ingresa en este dispositivo, que Foucault llamo Panóptico, se ingresa en un mundo segmentado, estriado.

También existen espacios/ tiempos (también estriados) no productivos, tiempos de consumo, se juega la ilusión de libertad de escapar al control.
Como el poder es trascendente, represivo, jerárquico, externo, y localizable, permite la ilusión de poder habitar territorios no demarcados, de acercarse, alejarse e incluso darse estrategias para tomarlo.
Remarcamos estas características del poder disciplinario,: trascendente, represivo, jerárquico, externo, y localizable, planteando que esta manera de caracterizarlo produjo modos de resistencia y lucha, abriendo el interrogante sobre las modalidades que estas asumen cuando el Poder cambia de naturaleza.

Del disciplinamiento al control. Biopoder.

A mediados de la década del 70 con “la crisis del modelo de acumulación” los avances de la informática y la tecnología comienza una acelerada y profunda transformación (que se acentúa marcadamente en las dos décadas siguientes) en los modos de producción, que modifican los modos de acumulación del capital, el proceso de trabajo, la organización macro-política y micro institucional, y la producción misma de la vida.
Las instituciones del modelo disciplinario son relevadas de sus funciones de disciplinamiento y tienden a su desvanecimiento, lo que no quiere decir que el Poder se haya relajado, todo lo contrario.
Lo que se va abandonando paulatinamente es un proceso de “gobernabilidad de Estado”, donde las prácticas de sujeción y disciplinamiento estaban ensambladas en el aparato estatal.
Se va conformando un nuevo diagrama de poder que genera fuertes cambios en la subjetividad.
Podríamos decir que se pasa de un modelo científico positivista a un modelo gerencial.
Se construyen nuevas técnicas y tácticas de poder. Se ponen en juego nuevas lógicas de producción de subjetividad, estimulando y proponiendo la idea de un sujeto de la responsabilidad y la autonomía; lo que sumado al control estadístico-electrónico que se opera sobre la sociedad, permite el trazado de segmentos de acuerdo al nivel de consumo y lo que de acuerdo a la lógica de mercado, se constituirán grupos irrecuperables, jerarquizados según distintos grados de peligrosidad a los cuales habrá que controlar.
Podemos plantear, siguiendo a Bauman, que estamos pasando de un modelo panóptico, ideal de la sociedad disciplinaria, donde un gran ojo mira a todos a un modelo sinóptico donde todos miran a unos pocos. “Pocos” cuidadosamente seleccionados y propuestos como modelos.
Esto operaria un cambio de una lógica de coerción a una de seducción. Dice Bauman “los locales -aquellos que padecen el complemento del proceso de globalización- observan a los globales quienes libres de la localidad escapan a las consecuencias del territorio. Así, el auge de los medios de comunicación de masas constituye otra mecanismo de poder”
Ahora el control es al aire libre, los avances tecnológicos y el desarrollo de las comunicaciones se utilizan al servicio de este control, podríamos decir que su lema es “Control permanente, comunicación al instante”.
No se estaría en presencia de procesos de moldeamiento de la subjetividad a través de procesos que tomarían al sujeto desde su infancia, continuándose a lo largo de su vida en una serie de etapas, donde siempre hay una posterior a la que se acaba de terminar, donde siempre se está en situación de comienzo. si no más bien que lo que se va produciendo es una modulación de la subjetividad en procesos discontinuos y de acuerdo a las necesidades del mercado.
El poder ya no es externo, anida en la propia vida. Ha invadido todo el territorio existencial, adueñándose desde dentro de todas las fuerzas vitales, desde su mismo proceso de gestación.
Ya no estamos en presencia de un proceso educativo, correctivo o de moldeado, sino inmersos en procesos de producción de la propia vida, de sus modos de pensar, de percibir, de sentir, de amar, de crear.
El biopoder no necesita reprimir, ni supervisar la vida, más bien tiende a intensificarla, optimizarla.
Pero ¿que vida optimiza?
Si bien es cierto que El Capital cada vez necesita menos de la fuerza y disciplina muscular que de la imaginación, capacidad de invención, y creatividad humana, podríamos decir que lo que se produce es una sobrevida biológica.
Su aspiración es lograr un cuerpo humano separado de lo viviente, donde la capacidad de ser afectado esta capturada., en donde el cuerpo intensivo esté anestesiado.

Poder, captura, terror.

La reestructuración tecnológica ( Taylorismo + Fordismo) que se produce a principios del siglo XX tiene dos fuertes efectos de expropiación y enajenación sobre la vida :
- Por un lado se produce la apropiación a través de su incorporación en las máquinas, del capital de conocimiento acumulado por la clase obrera
- Por otro y solidariamente con el proceso de expropiación de la inteligencia se cosifica el cuerpo al subsumir el tiempo pulsional de la vida en el tiempo métrico y matemático de la producción.
Hoy en los comienzos de un nuevo siglo, con los avances de la cibertecnología y las ciencias de la comunicación, se exige mucho menos al sistema muscular mecánico que a los procesos inteligentes y creativos.
Y bajo la fachada de la libertad individual se fueron tejiendo redes integrativas selectivas de sujeción total de la vida-
Si en el modelo disciplinario el cuerpo era temporalizado por el ritmo métrico de la producción, hoy es la vida la que esta sometida a la aceleración de los tiempos del consumo.
La expropiación es de tiempo. Digamos de vida.
La simultaneidad entre tiempo y espacios de producción y consumo producen desterritorializacíones violentas, con la consecuente globalización del espacio y el tiempo, todos y cualquier espacio y tiempo es lugar y es momento para cualquier acción productora de un plusvalor.
El paradigma actual del poder es la conexión y la velocidad.
Las multiconexiones simultáneas y la velocidad del instante.
No hay capacidad humana para procesar la multiplicidad de signos con que somos bombardeados ininterrumpidamente. Entonces se produce el colapso. el “Burn aut”, el fusible humano del sistema se quema. Se produce una desconexión.
Esta desconexión que se produce entre el cuerpo orgánico, el soma y el cuerpo vibrátil, cuerpo intensivo, aparece como síntoma y al mismo tiempo como proceso necesario para la eficacia competitiva.
Podríamos incluso afirmar que esta desconexión es alentada como modelo exitoso y sostenido por los estimulantes psicoquímicos que la industria farmacéutica aporta.
Incapacidad para implicarse en un vinculo afectivo, trastornos del sueño, dificultades de la atención, hiperactividad, ataques de pánico, desgano, apatía, agresividad violenta, son algunos de los motivos de consulta más frecuente. Podríamos pensarlos como expresiones de la angustia que provoca la rigidez, y el aferrarce a lo formalizado, como intentos de frenar el devenir y el azar de movimientos incontrolables, inaprensibles, novedosos e incognoscibles, de los cuales somos actores productivos.
En la película “Tiempos modernos “ de Charles Chaplin, tenemos una línea de producción fabril, un director de fabrica que ordena la velocidad de la producción y un encargado de mover la palanca que le imprime esa velocidad a la línea de montaje.
El salto cualitativo del sistema actual es que la empresa ha relevado a la fábrica, el espacio virtual al establecimiento físico, la producción de bienes inmateriales a la de bienes materiales, la comunicación digital y la telefonía móvil a la línea de producción, y el lugar o figura de director ha perdido su trascendencia volviéndose inmanente y molecular.
El terror a “quedar por fuera “, a no pertencer, aportan la energía necesaria para su funcionamiento.
Según las investigaciones del diario británico The Guardian , las torturas realizadas a los prisioneros de guerra por los soldados de EE UU en Irak, no fueron hechos aislados sino que forman parte de una política sistemática de torturas.
Esta política y estas técnicas de torturas figuran en el " Manual de entrenamiento para la explotación de los recursos humanos".
Manual redactado por la CIA en 1983 . y en el cual se expresa claramente el objetivo " inducir la regresión psicológica, fragilizar y vulnerabilizar al sujeto, para doblegar su voluntad de resistir y para hacerle perder su autonomía."
Ahora bien, si al leer el manual nos horrorizamos, exploremos qué sensación nos recorre si en vez de tomar el título del manual como un eufemismo más, lo leemos al pie de la letra " Manual de entrenamiento para la explotación de los recursos humanos "
El manual indica ejercer la amenaza de infligir dolor para destruir la resistencia.
La posibilidad de perder el trabajo, de no poder atender la salud, de no poder alimentar a los hijos, de perder lo poco que se tiene, ¿ no funciona como constante amenaza ?
El Manual prosigue: " si luego de la amenaza el sujeto se rehúsa a cooperar, la amenaza deberá cumplirse , de lo contrario las siguientes amenazas resultaran ineficaces "
Ahí están expuestos a la mirada de todos, la legión de desocupados, las muertes por desatención médica, las muertes por inanición, la cantidad de muertes evitables, el mercado de la inseguridad.
El terror como control social estaría produciendo junto a otros instrumentos de sujeción una ingeniería biopolítica productora de subjetividad atormentada y fragilizada.
Ante este cóctel de instrumentos de disciplinamiento y de control
¿es posible pensar, crear?

Cuerpo, ética, potencia.

Suely Rolnik, nos plantea que el pensar y el crear son procesos que se inician cuando algo en nuestras vidas nos fuerza a hacerlo para dar cuenta de aquello que nos esta pidiendo paso día a día, cuando algo en nuestras vidas atraviesa nuestro cuerpo, provocando una crisis de nuestras referencias.
Pensar y crear, es decir vivir, es un proceso abierto al mundo, de vinculación afectiva con los otros, un proceso entre sujetos vulnerables al otro, de tal manera que ese otro deja de ser una pantalla donde proyectar imágenes preestablecidas y es una presencia viva.
Presencia viva que nos afecta y con quienes construimos nuestros territorios existenciales y nuestros territorios cambiantes de nuestra subjetividad.
Continuamente percibimos formas sobre la que proyectamos las representaciones que disponemos otorgandoles un sentido.
Pero al mismo tiempo captamos el mundo en su condición de campo de fuerzas que nos afectan y que se hacen presentes en nuestro cuerpo como sensaciones.
En la medida en que las nuevas sensaciones son intransmisibles por medio de las representaciones que disponemos, ponen en crisis nuestras referencias y nos urge inventar nuevas formas de expresión.
Pensar, crear, son procesos que quedan bloqueados, si nuestra capacidad de afectarnos con el mundo esta adormecida, o mejor dicho (y haciendo referencia a Spinoza) si nuestra capacidad de afectarnos esta colmada por afectos tristes.
Donde la tristeza es concretamente el afecto que envuelve la disminución de la potencia de actuar.
Spinoza nos dice que el poder se opone a la potencia., ya que el poder es una institución que funciona esencialmente afectándonos de afectos tristes, es decir disminuyendo nuestra potencia de actuar, de pensar y crear
El poder necesita de la moral, del Bien y del Mal.
En cambio la potencia esta en relación a la ética, que moviliza a partir del
interrogante sobre aquello que aumenta o aquello que disminuye la potencia de una vida. .
Pregunta práctica y cotidiana e inminentemente política.
¿Qué encuentros, que condiciones son buenas, es decir aumentan nuestra
Potencia, cuáles por el contrario la disminuyen? ¿qué modos institucionales capturan nuestra creatividad y cuales posibilitan su despliegue? ¿cuáles bloquean el devenir deseante ?

Si hablamos de Biopoder como el modo del poder actual, para nombrar el trabajo productivo que se da al interior de la vida misma, producción de la vida desapropiada de vida, podemos pensar la Bioética como la construcción de condiciones singulares que posibiliten la expansión deseante de una vida.

Referencias Bibliográficas

• Bauman, Zigmunt. La globalización. Consecuencias humanas. Fondo de Cultura Económica Buenos Aires. 1999..
• Foucault, Michel, Historia de la Sexualidad 1. La voluntad de saber, Siglo veintiuno editores Argentina, Buenos Aires, 2002.

• Foucault, Michel, La gubernamentalidad, en Foucault, Michel y otros, Espacios de poder, La Piqueta, Madrid, 1981

• Foucault, Michel, Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión, Siglo veintiuno editores Argentina, Buenos Aires, 2002

• Capriati, Alejandro; Dallorso Nicolas. Monografía “Saber, Poder y gobernamentalidad “ .Cátedra Murillo 2do. Cuatrimestre de 2003

• Suelly Rolnik Cartografia Sentimental. Transformações contemporâneas do desejo. São Paulo: Estação Liberdade (Agotado). Reedición con nuevo prefacio: Porto Alegre: Sulina, 2006.

• Gabriel Giorgi. Fermín Rodríguez .Prologo. de Ensayos sobre biopolítica. Paidos. Espacios del Saber. Bs. As. 2007

• Antonio Negri El monstruo político. Vida desnuda y potencia. De Ensayos sobre biopolítica. Paidos Espacios del saber. Bs. As. 2007

• Gilles Deleuze. Félix Guattari. Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia Ed. Pre-textos. Valencia 2000

• Gilles Deleuze Spinoza : Filosofía Práctica. Fabula Tusquets Editores
Barcelona 2001

• Adriana Zambrini El deseo Nomade. Una clínica del acontecimiento desde Nietzsche, Deleuze, Guattari….Lugar Editorial. Bs. As. 2000

• Franco Berardi, Bifo. El sabio, el mercader y el guerrero. Del rechazo del trabajo al surgimiento del cognitariado. Ed. Acuarela & A. Machado. Madrid. 2007